Noticia del diario palentino del 26-03-2013
La iglesia de San Francisco arropa "La Vestición" y "Las
cinco llagas"
Aunque la meteorología dio un respiro a la Cofradía del Jesús Crucificado y
Nuestra Madre Dolorosa después de jarrear agua durante toda la jornada, La
Vestición y la Procesión de las Cinco Llagas tuvieron que celebrarse al abrigo
de la iglesia de San Francisco.
El riesgo de dañar la magnífica talla
del Cristo Crucificado de Alejo de Vahía era demasiado grande, así que pasadas
las 20,30 horas dio lugar el acto de La Vestición, bajo la atenta mirada de
decenas de fieles palentinos y bajo la dirección del sacerdote Eusebio Gil,
superior de los jesuitas palentinos.
Esta ceremonia abre a los palentinos
ajenos a las Cofradías el ritual y significado de elementos que comparten los
cofrades: la túnica «para dignificar el cuerpo»; el cíngulo como «recuerdo de
las ataduras»; la capa, «signo del manto de la Virgen»; la medalla,
«representación del amor a Jesús y su Madre»; el capirote «para resguardar los
sentimientos y que sólo Dios los conozca»; y los guantes «para evitar que las
asperezas espirituales y materiales hagan daño a Jesús».
No fue hasta su término cuando el
hermano mayor de la Cofradía de Jesús Crucificado, Emilio Díaz, tomó la palabra
para dar por iniciada la Procesión de las Cinco Llagas.
El Cristo Crucificado, de cara a los
fieles y con el altar a sus espaldas, fue mecido, por turnos, a hombros de ocho
miembros de cada Cofradía, todos descalzos.
Mientras, Emilio Díaz hacía palabras el
dolor y significado de las cinco heridas sufridas por Jesús durante su
crucifixión: manos, pies y costado derecho. Entre llaga y llaga, el rezo de un
Padrenuestro tronaba en el silencio de la iglesia de San Francisco. Y, seguida
a la oración, la música de la Banda Padre Nuestro y de la Agrupación Musical de
la Santa Vera Cruz de Palencia -alternando sus intervenciones- copaba de
dramatismo el ambiente.
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