IGLESIA DE SAN FRANCISCO, DONDE TIENEN SU CULTO LOS JESUITAS
Noticia del Diario Palentino del 29-4-2013
Llegada de los jesuitas a Palencia
Apoyándonos -entre otras fuentes- en una Historia del Colegio (de Palencia)
manuscrita, que entregó el P. Tomás Herrera a un rector jesuita de Palencia en
1677, podemos evocar algo de la primera estancia de la Compañía de Jesús en
Palencia. Ese P. Tomás Herrera moriría el 1 de febrero de 1713 en Villafranca
del Bierzo, donde hubo un notable Colegio que perdura, aunque los jesuitas no
regresaran a él tras la supresión de la Compañía en España de 1767.
Solo tres años después de morir San
Ignacio, llegaron a Palencia los jesuitas, el 17 de julio de 1559. Les apoyaba
D. Suero Vega. El primer jesuita con el título de rector de un incipiente
Colegio fue el P. Hernando Álvarez del Águila. Adquirió unos terrenos para
edificar el edificio escolar y la iglesia. Al estar próximo al convento de San
Francisco, los franciscanos protestaron, amparándose en el privilegio de
cannas, que no permitía a otros religiosos instalarse donde ya había algunos.
Se superó este inconveniente aunque no se evitó el perjuicio para la familia
Suero Vega: estos asistían a lo oficios religiosos en San Francisco desde
cierta tribuna de dicha iglesia y los frailes colocaron un velo para que les
resultase imposible ver.
Curioso que poco más de dos siglos
después los jesuitas ocuparan la iglesia de San Francisco. Entre los
ministerios de los primeros jesuitas que recalaron en Palencia, cabe destacar
las misiones populares en pueblos cercanos y la organización de una Cofradía de
la Caridad en la que lograron se inscribiesen «gentes principales» y cuya
finalidad era «remediar con lo necesario a los pobres en sus casas todo el
tiempo de su enfermedad y a los que no puedan ganar sustento».
Especial relieve tuvo su obra
Ejercicios. Fue eminente en dicho ministerio el P. Andrés Asensio (que moriría
en Palencia el 16 de octubre de 1592). En la Historia de la Provincia de
Castilla se escribe: «Fue muy notable la mudanza de una persona eclesiástica,
canónigo de esta santa Iglesia… el cual vivía como muy mozo y galán, sin
atender a la obligación de su estado ni tratar de ordenarse. Mudóle Nuestro
Señor de tal manera en unos ejercicios que el P. Asensio le dio, que del todo
trocó tal vida, viviendo con ejemplo notable de todos, y luego se recogió en un
monasterio para estudiar gramática para poderse ordenar. Ordenóse de Misa y
vivió después un año acabando su jornada con tanta edificación y consuelo
cuanto antes había dado desedificación y nota».
Cuando estuvo edificado el noviciado en Villagarcía de Campos (Valladolid), -que entonces pertenecía a la diócesis palentina-, los jesuitas lograban llevar canónigos y otros sacerdotes a hacer allí con más retiro los ejercicios. D. Francisco Reinoso, más tarde obispo de Córdoba, hizo ejercicios en Villagarcía con el P. Baltasar Álvarez. Apoyó luego a los jesuitas que procuraban llevar a la misma experiencia a «varones ilustres y personas de toda clase».
Cuando estuvo edificado el noviciado en Villagarcía de Campos (Valladolid), -que entonces pertenecía a la diócesis palentina-, los jesuitas lograban llevar canónigos y otros sacerdotes a hacer allí con más retiro los ejercicios. D. Francisco Reinoso, más tarde obispo de Córdoba, hizo ejercicios en Villagarcía con el P. Baltasar Álvarez. Apoyó luego a los jesuitas que procuraban llevar a la misma experiencia a «varones ilustres y personas de toda clase».
Citan el caso de José Valeriani,
arquitecto y pintor egregio, que luego fue jesuita y tomó parte en la
construcción de edificios como el de dicha población y también del Colegio
Romano, en su patria italiana. Murió en Nápoles el 15 de julio de 1596. La
primera capilla que tuvieron los jesuitas en Palencia, se hundió en 1580. No
hubo víctimas pero se perdió el retablo salvo una estatua de la Virgen. El
pueblo palentino lamentó el incidente y se volcó en ayudas para repararlo.
Se pensó en hacer una obra mayor y más
sólida y para ello se fueron adquiriendo casas de la zona. La primera piedra de
la actual iglesia de Nª Sª de la Calle se puso el 15 de noviembre de 1584. El
obispo -Álvaro de Mendoza-, ausente, delegó en el deán para acudir a la
ceremonia. D. Francisco Reynoso, antes citado, fue un gran bienhechor de la
Compañía en Palencia: ayudó, por ejemplo, a la edición del libro del P. Juan
Fernández Thesaurus Scripturarum, y regaló una pintura de San Lorenzo.
Los jesuitas organizaron una Cofradía de
Barberos y así se evitó que trabajaran en las fiestas. En 1594 se puso un Curso
de Artes. En 1596 murió el P. Antonio de Torres, de Gumiel de Izán (Burgos),
«hombre de grandísimo fervor y celo de las almas, en cuya conversión trabajó
con notable aprovechamiento en España y en las Indias». En 1599 se hizo la
inauguración del nuevo y definitivo templo, acompañada de una fiesta «muy
alegre y solemnizada con invenciones y regocijos».
Jesuitas fallecidos en Palencia en los
primeros años, fueron el H. Pedro Valtanás (5 octubre 1583), el estudiante
Diego de Valdenebro, natural de Toro (18 de febrero de 1584) y el H. Pedro
Carrión (29 diciembre 1584).
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